viernes, 29 de julio de 2011

"MUJERES-POETAS"

                ALGUNAS POESÍAS DEL LIBRO "KODAK", DE MARÍA TERESA ANDRUETTO.


Lunes

Los lunes mi padre llegaba tarde

y traía chocolates amargos.

En la cama grande, mamá nos leía

La Cabaña del Tío Tom.

A nosotras nos gustaban los lunes,

nos gustaba llorar por tristezas

de cuento, sufrir por los negros

mientras comíamos chocolates

Suchard.

 
 
 
Kodak


Yo miraba,

tras la lente de una Kodak

con la que él sacó fotos de la guerra,

antes que la muerte disolviera

sus pupilas y delegara en mis ojos

el dolor de mirarme devastada

por la ausencia.

 
 

                                                       Carta

En la feria, cuando elegía alcauciles

(estaban algo oscuros), un muchacho

que no tenía más de trece años (lo vi

correr, por La Cañada, hacia El Pocito),

me arrancó la cartera (quedaron

las tiras colgando).



¿Tenía dinero, señora?

Nadie preguntó por tu carta

(yo la llevaba conmigo,

tu última carta,

doblada en cuatro).

Era sólo un papel y ese muchacho

lo habrá tirado al agua.

 
Paisaje


Le dijeron: verás el río

(ella llevaba un vestido con canesú),

verás pajaritos y sauces

(un vestido rosa hecho

por su madre).

En el camino

se largó un aguacero,

¡y ella estaba bajo un toldo

con su vestido nuevo!

(cuando la lluvia acabó

ya era tarde,

no encontró pajaritos ni sauces

y el agua corría por todas

partes).

 

Hamaca

Estoy en cama

(la enfermera

se llama Erminda)

Por la ventana que da al patio,

mi hermana pasa a bordo de una hamaca.

Pasan también las moras, el verano,

las chicharras. Ha de ser octubre,

como esta tarde, o tal vez noviembre,

y el calor agobia, porque mi padre

que llega del trabajo, se ha soltado,

cosa extraña, la corbata. Yo estoy

en cama. Y Ana que pasa alegre,

viva, a bordo de la hamaca.

Habrá sido de vidrio el aire,

como esta tarde.





"Kodak",de María Teresa Andruetto, es un libro de poesías al que me gusta siempre volver a leer, porque encierra el tono pueblerino de ciertas palabras que evocan la niñez, los juegos, la siesta, allá en un pueblo caluroso y árido, pequeño infierno de provincia, en el Chaco. Recorté algunos textos, los que más dialogan con mis experiencias; pero recomiendo a los lectores todas las poesías de este libro porque son tesoros de belleza.

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